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EL FUNDADOR

Mokichi Okada nació el 23 de diciembre de 1882, en la ciudad de Tokio, Japón, en el seno de una familia muy pobre. A pesar de ello, desde niño se dedicó a los estudios, a las artes y alcanzó un gran éxito profesional, convirtiéndose en un reconocido empresario. Le preocupaba el bienestar de los demás y de la sociedad.

Una sucesión de grandes pérdidas personales le hicieron despertar a la existencia de Dios y del Mundo Espiritual. Meishu-Sama llamó a este despertar el “segundo nacimiento”.

 

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A lo largo de la primera fase de su vida, Meishu-Sama estaba convencido de que para tener éxito, bastaba que una persona fuera inteligente, correcta, amable y trabajadora, principio que puso en práctica en su vida cotidiana tenendo grandes resultados. En resumen, tenía absoluta confianza en su capacidad y creía que, actuando de esta manera, no habría nada en el mundo que pudiera ir en contra de sus deseos.

Hasta ese momento, la vida lo había llevado a creer que tenía razón; después de todo, había salido de la pobreza extrema y se había convertido en un respetado y exitoso hombre de negocios. Sin embargo, llegó un momento en que la confianza en él mismo desapareció. Las graves desgracias en su vida familiar y empresarial, lo llevaron a sentir la insignificancia de la fuerza humana.

Sin encontrar en la filosofía y la ciencia respuestas racionales que explicaran la causa de tanto sufrimiento, comenzó a investigar diferentes religiones, en busca del camino de la salvación, es decir, una forma de librarse de las desgracias y alcanzar la verdadera felicidad.

Identificándose en particular, con su propósito de reformar el mundo, ingresó a la religión Oomoto y comenzó a dedicarse en cuerpo y alma a los estudios sobre el Mundo Invisible, los fenómenos parapsicológicos y la práctica de la fe.

A partir de diciembre de 1926, durante tres meses, vivió una singular experiencia mística a través de la cual recibió la Revelación Divina, sobre entre otras cosas, el pasado, presente y futuro de la humanidad; y también con relación a su misión, según los planes de Dios. Alcanzó el estado de Suprema Iluminación Espiritual y tomó conciencia de la misión que Dios le había encomendado, la causa de los problemas de la humanidad y los medios para solucionarlos y construir un mundo paradisíaco, libre de enfermedades, pobreza y conflictos, así como una sociedad desarrollada espiritual y materialmente.

Desde una primera perspectiva, podemos afirmar que las Enseñanzas o Escritos Divinos fueron revelados por Dios Supremo a Meishu-Sama, es decir, por medio de una inspiración divina. Es como si el mismo Dios hubiera dictado las Enseñanzas a Meishu-Sama para llevar las buenas nuevas que serviera de brújula, como guía para la humanidad. Pero, si por un lado Meishu-Sama recibió las Enseñanzas de Dios, por otro lado, nunca adoptó una actitud pasiva con relación a esto. Es decir, que fue Meishu-Sama quien hizo el mayor esfuerzo poniendo en prática lo que él enseñaba, siendo un auténtico ejemplo de fe encarnado en hechos.

Más que ser un objeto de idolatría, creemos que Meishu-Sama vino a este mundo como un modelo de ser humano a seguir, o, mejor dicho, un modelo de ser humano que se convirtió en un ser divino. El propio Meishu-Sama siempre decía que, si él podía lograr algo, cualquier persona podía hacerlo también.

A través de la transmisión de Johrei, ha sanado a miles de enfermos, formando así, millares  de seguidores. Además de curar enfermedades, se empeñó incansablemente en difundir las Enseñanzas reveladas por Dios, así como a fomentar la práctica de la Agricultura Natural y la práctica de la Belleza de sentimientos y acciones. Se dedicó a construir un legado artístico  de obras de arte muy importantes, incluyendo tesoros nacionales. Así, poco a poco, creó museos de arte, así como teatro, casas de té, la Escuela de Ikebana Sanguetsu, entre otras cosas. Siguiendo la guía divina, también se esforzó por construir los Suelos Sagrados - Prototipos del Paraíso en la Tierra, que se pueden encontrar en algunas partes del mundo.

Su mayor legado, sin embargo, fue preparar al ser humano y otorgarle permiso para actuar como su instrumento para transmitir la poderosa Luz de Dios, el Johrei, que purifica el espíritu y el cuerpo, y elimina la causa de los sufrimientos humanos, llevándolos a la verdadera salud, prosperidad y paz.

Meishu-Sama ascendió al Mundo Divino el 10 de febrero de 1955, pero su sueño de hacer feliz a la humanidad resuena en cada uno de sus seguidores a nivel mundial.

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Iglesia Mesiánica Mundial de México

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